HISTORIA

La “Entronización” es una práctica devocional que desea colaborar al establecimiento del Reinado Social del Sagrado Corazón de Jesús en la familia y a través de ella en toda la sociedad. Esta devoción encuentra una base en la afirmación de Nuestro Señor Jesucristo a Santa Margarita María: “¡Reinaré por medio de Mi Corazón!”, por lo que pensamos, que el colocar una imagen del Sagrado Corazón de Jesús en el seno de una familia, sea un llamado a la conversión y a la toma de conciencia de vivir de acuerdo al bautismo que se ha recibido.

Entronizar en sentido estricto quiere decir “poner en el trono”, pero dentro de esta devoción entronizar se entiende como poner en el lugar más destacado o en el lugar de honor una imagen (impresa, pintada o esculpida) del Sagrado Corazón de Jesús (tal como se le hizo visible a Santa María Margarita el 27 de diciembre de 1673), con una ceremonia familiar solemne, presidida por el cabeza de familia o por un ministro ordenado. La finalidad de ésta es avivar la fe de los miembros de la familia; sería de desear que se preparara la celebración con la confesión sacramental por parte de los asistentes y con la catequesis conveniente, de modo que se tome conciencia de los deseos de Nuestro Señor Jesucristo de reinar en la vida personal y se trabaje por ello.

La celebración de la entronización es una celebración de la Palabra, se inicia con la señal de la cruz, se hace un acto de contrición, se lee la Palabra de Dios (sobre todo del Nuevo Testamento), un salmo y del Evangelio, se comenta familiarmente para comprenderla y llegar a propósitos concretos que miren a mejorar las relaciones familiares, a incrementar la vida de piedad y a practicar como familia las obras de misericordia, etc.

Algunos pontífices del siglo XX (como San Pío X, Benedicto XV, Pío XI y Pío XII) promovieron esta devoción aconsejando hacer oración diariamente ante la imagen entronizada, incluso haciéndola una vez al mes en la noche o en la madrugada, de preferencia para amanecer el primer viernes de mes, meditando la santa Misa del Sagrado Corazón, rezando las letanías del Sagrado Corazón, los misterios dolorosos del rosario o el viacrucis; práctica que podría hacerse también una vez a la semana.

Como católicos es muy bueno que abracemos una práctica devocional, veremos cómo crece nuestra vida cristiana y cómo la fidelidad a estas sencillas prácticas, atraerá para cada miembro de nuestra familia innumerables gracias y bendiciones de tipo físico y espiritual, como han dado testimonio de ello numerosos devotos del Sagrado Corazón que han sido testigos de curaciones y de conversiones que parecían imposibles.

“Yo soy un director sapientísimo que sabe llevar las almas sin el menor peligro, cuando éstas saben abandonarse en mí y olvidarse de sí mismas.”

Palabras de Nuestro Señor a Santa Margarita María Alacoque