LA DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN

La devoción en sí está dirigida a la persona de Nuestro Señor Jesucristo y a su amor no correspondido, representado por su Corazón. Por tanto, dos son los actos esenciales de esta devoción: amor y reparación. Amor, por lo mucho que Él nos ama. Reparación y desagravio, por las muchas injurias que recibe sobre todo en la Sagrada Eucaristía.

Nuestro Señor se complacía en anunciar su reinado de amor por el culto de su divino Corazón: “Reinaré, le decía a Santa Margarita María, a pesar de los esfuerzos que hagan mis enemigos para oponérseme”.