BIOGRAFÍA PADRE MATEO

Eduardo Crawley-Boevey nació en Sachaca, Perú el 18 de noviembre de 1875. Hijo de madre peruana, católica y padre inglés, protestante. Tenía 9 años cuando la familia se mudó a Chile, y a sus 15 años entra al noviciado de los Sagrados Corazones de Jesús y de María. Profesó perpetuamente cuando iba a cumplir los 17 años.

Cuando aún no era sacerdote, le fue encargado un día ordenar algunos objetos. En una maleta encontró una imagen del Sagrado Corazón de Jesús que llevaba en sus manos el cetro de Rey y el globo del mundo, elaborado por pedido del Presidente de Ecuador, García Moreno para la Consagración de Ecuador al Sagrado Corazón en 1873; quien fue martirizado por su fé y ante la persecución de este país. La reliquia fué entregada a un religioso de los Sagrados Corazones para conservarla y protegerla en Chile, la cual se encontraba en el olvido.

El Padre Mateo colocó esta imagen en una habitación. Posteriormente no fué menos providencial que quedara intacta, después de un terrible terremoto que tuvo lugar en 1906, sepultada bajo los escombros. Estos hechos fueron para el Padre Mateo de gran valor, así como diversas circunstancias y acontecimientos que marcaron tanto su vida, como su carácter; favoreciendo su amor a Jesús, un celo en el apostolado y gran espíritu en promover el amor y la misericordia de Dios a escala mundial.

Ordenado sacerdote a los 22 años tomó el nombre de Padre Mateo, posteriormente fue enviado al Colegio de los Sagrados Corazones de Valparaíso y pronto se dió cuenta que Cristo y los cristianos tenían poca influencia en mucha gente. Estaba convencido de la importancia de una buena formación en los futuros líderes de la Iglesia. “Depende de nosotros, decía, ocuparse de la formación intelectual de los estudiantes, asentando los principios legales en la Ley de Dios y en las obligaciones de una conciencia cristiana”. Jugó un papel decisivo revitalizando la Escuela de Derecho de los Sagrados Corazones en Valparaíso; tras los daños sufridos por el terremoto, pero ni este serio contratiempo disminuyó su celo por la expansión del Reino de Dios. Siendo director de la Asociación de los Sagrados Corazones, contó con los medios providenciales para Entronizar a Jesús como Rey de los hogares, empresa que de inmediato inició con la más ferviente acogida de los fieles.

La primera ceremonia de Entronización tuvo lugar en 1908, en el hogar de Juana Ross de Edwards, generosa cooperadora de las obras del Padre, con la imagen inspirada por García Moreno. A partir de ahí, comenzó el apostolado de la Entronización del Sagrado Corazón en los Hogares.

La salud del Padre después del terremoto se deterioró bastante, su médico le ordenó un año de reposo. Sus superiores le permitieron visitar entonces Europa en marzo de 1907, para estudiar la organización de la educación católica a nivel superior y los distintos apostolados creados para atender a la juventud. Aprovechó la ocasión para presentar su apostolado al Superior General en Bélgica, el cual lo aprobó plenamente.

Después fué a Roma y en audiencia privada, presentó el apostolado a Su Santidad Pio X, quien lo escuchó atentamente, lo felicitó y le dijo: “Estamos ante una obra oportuna, providencial. Sí, salvar por el Sagrado Corazón a la sociedad en peligro de paganizarse... Consagre su vida a esta obra de salvación social” (Mem. 1956, p. 164). ¿Vuestra Santidad aprueba por tanto y bendice la Obra de la Entronización? Y antes de que termine esta petición, exclama sonriente con vehemencia:“No solamente la autorizo; lo quiero y le ordeno que se consagre totalmente a este grave apostolado: Dios lo quiere!” (Mem. 1957, p. 4). Aprovechando este momento, presentó al Santo Padre el ceremonial que compuso y una de sus fotografías, solicitándole un autógrafo. Inmediatamente Pío X escribe en ella esta frase: Adimpleat Deus quod operatus est in te!. [Que Dios cumpla lo que ha obrado en ti].

Posteriormente en una segunda entrevista el Santo Padre le entrega personalmente al Padre Mateo el Ceremonial de Entronización ya corregido, con su bendición y aprobación (Ceremonial que se usa hasta el día de hoy).

De ahí se dirige a Lourdes a solicitar de la Santísima Virgen su curación física; pero no la obtiene: María no quiere conceder una gracia que Jesús se reserva. Resignado a la voluntad divina, pero lleno de amorosa confianza, se traslada el 24 de agosto de 1907, a Paray-le-Monial para rezar en el santuario donde el Sagrado Corazón se apareció a Sta. Margarita María, y donde vivió el Padre Mateo horas de intensa unión con Dios. Mientras rezaba en la Capilla de las Apariciones se sintió físicamente sanado; sintiendo así aprobación del Señor en la obra y viendo claramente el plan completo de su apostolado: Su Meta era promover el Reinado Social del Sagrado Corazón, a través de la conquista de las familias, entronizando el Sagrado Corazón de Jesús en los hogares y enseñándoles a vivir una vida de unión con Cristo. El apostolado debería abarcar el mundo entero, como lo atestigua la placa expuesta en la capilla de las Religiosas de la Visitación de Paray-le-Monial.

En octubre de 1907, el Padre Mateo peregrinó a Tierra Santa, acrecentando su fé y su deseo de inspirarse en los Evangelios para su predicación. En adelante, su apostolado sería un movimiento destinado a asociar a las familias cristianas con el fin de instaurar la ley de Cristo en el mundo entero.

A su vuelta a Chile, el Padre Mateo continuó el apostolado con renovado celo. En marzo de 1908, iniciando la cruzada de la Entronización, efectuó el primer llamado a la adoración en los hogares, ante la imagen del Sagrado Corazón de Jesús. Tras la muerte de Pío X y de ser atacada la obra, se dirige a Paray-le-Monial en donde espera que el Sagrado Corazón le ilumine, fortalezca y consuele.

Posteriormente, se dirige a Roma para tener una audiencia el 6 de abril de 1915, con el Papa Benedicto XV y recibe su respuesta el 2 de mayo, en donde obtiene una aprobación plena de la obra de Entronización y todo el apostolado, definiendo la Entronización: “Consiste en instalar la imagen del Sagrado Corazón, como sobre un trono, en el sitio más noble de la casa, de tal manera que Nuestro Señor Jesucristo reine visiblemente en los hogares católicos”. Recibiendo así el P. Mateo, lo que llama “La Carta de Entronización” donde su Santidad aprueba y exalta la Misión. [Leer más]

Así mismo, el Excmo. Cardenal Billot, teólogo muy reconocido y Profesor de la Gregoriana, aportó sólidos razonamientos a su favor. Y la define como: una espiritualidad familiar y conyugal fundada en el sacramento del matrimonio, considerado a la luz del Sagrado Corazón. [Leer más]

Posteriormente su Santidad Benedicto XV, envía otra carta o Bendición Autógrafa al P. Mateo. [Leer más]

En 1920 llega el momento de ser canonizada Santa Margarita María Alacoque. Es invitado el P. Mateo, por el Santo Padre Benedicto XV, pero por compromisos no ve como asistir. Sin embargo, se le hace llegar un cable: “Santo Padre pídele deje todo y asista a la canonización”. Una verdadera muestra de cariño del Santo Padre quien al verlo le reprocha: “¿Cómo pudo usted, padre, pensar en estar ausente en la canonización de su hermana? Por eso creí de mi deber hacerle violencia para darle este inmenso gusto”.

En enero de 1922, fallece el Santo Padre Benedicto XV y le sucede el Papa Pío XI. En mayo del mismo año, tiene lugar en Roma la celebración del 25º Congreso Eucarístico Internacional, donde el presidente invita al Padre Mateo a dar unas conferencias sobre “El Reinado de Cristo por el Evangelio”.

En audiencia privada con el Papa, en vísperas al Congreso, el Padre Mateo le entrega una medalla con el Sagrado Corazón, quien le agradece: “Esta medalla permanecerá sobre mi mesa de trabajo. Cada vez que la mire, y ello será frecuentemente, os enviaré mi bendición”. Cosa que cumplió y tras su muerte en su testamento se lee la cláusula: “El Sagrado Corazón que está en mi cómoda frente a mi cama, me fue obsequiado por el Padre Mateo, a quién deseo se le restituya en señal de grato recuerdo”.

En su carta Encíclica Pío XI “Ubi Arcano Dei Concilio” insiste en el “Reino de Cristo”, de forma particular en la “sociedad doméstica” pidiendo procuremos lograr: “La paz en Cristo en el Reino de Cristo”, plenamente confiados en la gracia de Dios, que al hacernos entrega de este supremo poder nos tiene prometida su perpetua asistencia.

En diciembre de 1923, en sus Bodas de Plata Sacerdotales el Santo Padre Pío XI le hace llegar una carta autógrafa. (Fuente: Libro Biografía; El Padre Mateo, Apóstol Mundial del Sagrado Corazón de Jesús. Pág. 71)

En marzo de 1927, el P. Mateo pide que en la Adoración Nocturna del hogar, las familias se turnen durante la noche adorando la imagen, para así convertirse en amadas Betanias. A partir de entonces, la difusión de la Entronización fué sorprendente y el Padre Mateo se convirtió en su apóstol a nivel mundial.

El 18 de octubre de 1934, se presenta el Padre Mateo ante el Papa Pío XI, que por solicitud de 11 vicarios Apostólicos, lo invita a predicar a los misioneros y le entrega un crucifijo diciéndole: “Os digo como el anciano Tobías a su hijo, que el Ángel del Señor os acompañe, os conduzca y os retorne. Una vez terminada vuestra gira, volved donde el Papa os aguarda”.

A sus 69 años, la diabetes seguía su curso, debiendo acudir continuamente a hospitalizaciones; pero a pesar de su cansancio, fatiga y enfermedades, continúa con el apostolado.

El 17 de diciembre de 1948, el Santo Padre Pío XII con motivo de sus Bodas de Oro Sacerdotales, le envió una carta en la que se refería de modo particular a la Entronización. [Leer más]

En agosto de 1949, la salud del P. Mateo se agrava súbitamente con una crisis cardiaca, de modo que no le es posible acudir al Congreso Internacional de la Entronización en Bélgica, pero envía un mensaje insistiendo en los puntos fundamentales de la obra: el espíritu de amor; la llama eucarística, la adoración nocturna y el mantenimiento de la obra en toda su integridad, tal como fué fundada, en su doctrina original y en su forma.

El estado de salud del P. Mateo se deterioró, y fue necesario mantenerse recluido debido a sus crisis cardiacas, cumpliéndose sus proféticas palabras: “Cuando no pueda orar, podré siempre amar sufriendo y sufrir amando”. La gravedad de su estado de salud hizo pensar a sus superiores, que era conveniente regresar a su propia Congregación Religiosa, para aguardar ahí el llamado de Dios. Llegando así a Santiago el 14 de febrero de 1956, y de ahí se dirige a Valparaíso.

El 24 de agosto de 1957, se cumplen 50 años de la Entronización, celebrándose este acontecimiento en Paray-le-Monial con un triduo, contando con la bendición del Papa Pío XII. El P. Mateo no asiste por su salud; sin embargo celebra la Santa Misa en Valparaíso, siendo su homilía una de las más elocuentes.

Su salud declina y el 14 de enero de 1960, es necesario amputarle una pierna por gangrena debido a la leucemia que sufre, seguida de la otra pierna. Finalmente el 4 de mayo de 1960 entrega su alma a Dios. Al querer cambiarlo se dan cuenta de que se había abierto la herida de una pierna y se había desangrado. Muere así, a los 84 años de edad. Efectuaron solemnes servicios fúnebres en su honor a los que asistieron multitudes, y acompañado de las más altas autoridades tanto de la iglesia como del estado.

Condolencias de Su Santidad Juan XXIII
Secretaría de Estado de Su Santidad
No. 37637

Del Vaticano, a 16 de Mayo de 1960

Reverendísimo Padre:

Su Santidad ha recibido a su tiempo la reciente carta en la que usted, le participaba la muerte del Padre Mateo Crawley-Boevey y me ha encargado transmitirle su paternal y muy viva condolencia, así como la promesa de sus oraciones por el descanso del alma del ilustre religioso.

Conocía bien el Santo Padre la misión desempeñada por el Padre Mateo en la difusión del culto al Sagrado Corazón, del que fue, durante toda su vida, apóstol infatigable. Por este motivo se complace en pensar que esta dolorosa pérdida sufrida por su familia religiosa será compensada con la presencia en el Cielo –así lo esperamos- de un nuevo y eficaz protector.

El Santo Padre, por otra parte, se ha impresionado con la lectura de las últimas disposiciones tomadas por el llorado difunto. El no duda que su Congregación, a ejemplo del Padre Mateo, continuará trabajando por la mayor gloria del Sagrado Corazón y, con ésta intención, gustosamente le envía, tanto a Ud. Como a todos los miembros de su Instituto, una Bendición Apostólica especial.

Tenga a bien aceptar, Rvdo. Padre, la seguridad de mis sentimientos de sincero afecto en N.S.

A. Dell´Acqua
Subst.

SOLICITUD DE BEATIFICACIÓN

Cuando un siervo de Dios se ha distinguido por sus virtudes, especialmente por su espíritu apostólico, es muy frecuente que los mismos fieles deseen que la Iglesia, con su palabra iluminada por el Espíritu Santo, se pronuncie sobre la heroicidad de sus virtudes, esto es, que lo declare “santo”.

Al respecto, el Canon 203 del Código de Derecho Canónico, dispone lo siguiente:
1. “Todos los fieles y todas las asociaciones legítimas, tienen derecho a pedir se instruya la causa ante el Tribunal competente”.
2. “Si la legítima y competente autoridad eclesiástica admitiera la petición, por el hecho mismo de haberla admitido tiene, el que la hizo, derecho a promover legítimamente la causa y llevarla hasta el fin”.
3. “El Ordinario del lugar puede instruir el proceso de beatificación, ya de oficio, ya de petición de otro”.

Es evidente que la vida del Padre Mateo tiene características que justifican una solicitud de beatificación, la que de hecho se ha realizado.

En tal sentido, han procedido los Señores Cardenales Gracias y 48 Obispos de la India; Landázuri Rickeets y la Conferencia Episcopal de Perú; Coorey, de Colombo; Muñoz Vega, de Ecuador y Muñoz Duque de Colombia.

El Arzobispo-Obispo de Valparaíso, Monseñor Emilio Tagle Covarrubias, en unión con 38 Obispos latinoamericanos, ha iniciado esa solicitud. Para implorar del Cielo la gracia de dicha beatificación, se ha impreso la oración que transcribimos aquí:

ORACIÓN AL PADRE MATEO

“Sagrado Corazón de Jesús, Rey de Amor, acuérdate de todo lo que el Padre Mateo Crawley-Boevey hizo durante su vida para hacerte conocer, amar y servir; si es tu adorable voluntad, dígnate manifestar la santidad de tu celoso apóstol concediéndonos la gracia que humildemente te pedimos por su intercesión”.

“En retorno te prometemos convertirnos en apóstoles de la familia y del Reinado Social de tu Sagrado Corazón.
Amén”.

“Sagrado Corazón de Jesús, venga a nosotros tu Reino”.
“Corazón Inmaculado de María, ruega por nosotros”.
“San José, ruega por nosotros”.
“Santa Margarita María, ruega por nosotros”.
“Santa Teresa del Niño Jesús, ruega por nosotros”.

Quiera Dios que nuestras súplicas sean escuchadas.